LOS DIOSES DEL SIGLO XXI

Desde que los hombres se apartaron de Dios la idolatría no ha mantenido su forma sino que ha ido evolucionando en su forma y grado de adoración. Actualmente algunas personas llegan al punto de la muerte por un cantante, futbolista, imagen, no dándose cuenta que están adorando a la creación antes que a su creador.

Esto no solo se da fuera del ámbito "cristiano" sino que también se presenta entre los "cristianos" aunque de manera velada.

El mundo se esta organizando con un sistema absorvente de manera que todos queden dentro y a la vez fuera del cumplimiento del primer mandamiento dado por el dedo de Dios. Utiliza medios sutiles y subliminales para impedir que el creyente pueda tener una relación cercana con el Dios creador, y de esa manera impedir que obtenga poder de lo alto, poder por la llenura del Espíritu para llevar una vida victoriosa. El "sistema" le impedirá que se centre en el servicio y obediencia a Dios, sino que distraerá su mente, atrapará su alma enfocándole a que gaste su tiempo y dedicación en las cosas que perecen como si ellas fueran la recompensa de una vida de fe.

Lamentablemente es la repetición de la actitud de Israel en el desierto que miraba atrás, lo que había dejado movido por las circunstancias presentes de insatisfacción a sus deseos carnales, esperando la recompensa en este mundo y olvidando la promesa al final del camino.

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TOCANDO EL CIELO CON TUS MANOS

El Señor, para encontrarse contigo necesita dos cosas principales: que subas a la montaña y la oración. ¿Por qué el Señor siempre emplaza al hombre a encontrarse con Él en un monte? Subir implica hacer un esfuerzo, significa inseguridad por el peligro que implica la altura, significa incertidumbre porque no tienes asegurado el camino, ni controlas los cambios meteorológicos. El hombre de la carne busca la llanura, la comodidad, la vida burguesa, para construir una torre y asegurarse el futuro, en definitiva, el control de su vida. El Señor siempre llama al hombre para encontrarse con él en un monte: el Sinaí, el monte Moria, el Horeb, Tabor, el Gólgota, etc. Todos ellos representan acontecimientos históricos importantes de encuentro de Dios con el hombre. La oración, la meditación, el silencio, la profundización, la entrega, el reconocimiento de Dios como único Señor de nuestra vida son necesarios para que este encuentro nos convierta de tal forma, que nuestro rostro sea un reflejo de la resurrección de Cristo. Jesús, cada vez que tenía que realizar alguna obra importante, o cada vez que intentaban hacerle rey o convertirle en un personaje social o político, inmediatamente se retiraba a orar.

Angel Perez Martin

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